Todos queremos ser niños, niños de verdad.
Ella una niñita de vestido verde y sandalias y sus lindos calcetines blancos ¿quien no tuvo una muñeca así?
Parecía tan real que casi nos olvidó que era una marioneta de unos hombrecitos que saltaban y jadeaban para poder mover la estructura cuidadosamente y soñada.
Lo verde se confundía entre las ramas de los arboles del forestal invitando a mirar a la natural vegetal y humana, se nos olvidó empujarnos y ser indiferentes con el que estaba cerca de nosotros.
Niños, mujeres, hombres, todos boquia abiertos con la maravilla del espectáculo en una calle que cotidianamente solo muestra autos y gente circulando.
Se unieron colores, razas fuimos todos uno solo la niña nos unió y nos hizo parte de ella.
Logramos jugar, emocionarnos, perdimos la noción del tiempo, nos enternecimos con una pequeña gigante y crecimos con ella, cualquier persona que la vió la tendrá en su recuerdo como el tesoro que nos va a alimentar el alma.
Ella logró que las clases sociales por ese día no existieran, ni los colores políticos, ella durmió el dulce sueño de todos los que aún sueñan con la inocencia, el amor y el poder seguir siendo niños aunque nuestros cuerpos envejecen.
peter pan la lleva sino pregunténle al papá de la pequeña gigante
eternamente agradecidas.
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